Borges y Kafka. La alegría de la influencia

Borges y Kafka. La alegría de la influencia

De un modo general, el concepto de precursor es entendido en el sentido de alguien que viene antes de otro, precediendo y anunciando su llegada; es una categoría de la historia, su ascendiente opera desde el pasado en dirección al futuro. La categoría crítica que le corresponde es la de influencia....

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Título de la revista: Philologia Hispalensis
Autor: Eduardo Pellejero
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Idioma: Español
Enlace del documento: https://revistascientificas.us.es/index.php/PH/article/view/1509
Tipo de recurso: Documento de revista
Fuente: Philologia Hispalensis; Vol 23, No 1-2 (Año 2009).
DOI: http://dx.doi.org/10.12795/PH.2009.v23.i01.01
Entidad editora: Universidad de Sevilla
Derechos de uso: Reconocimiento - NoComercial - SinObraDerivada (by-nc-nd)
Materias: Ciencias Sociales y Humanidades --> Lengua y Lingüística
Ciencias Sociales y Humanidades --> Literatura
Resumen: De un modo general, el concepto de precursor es entendido en el sentido de alguien que viene antes de otro, precediendo y anunciando su llegada; es una categoría de la historia, su ascendiente opera desde el pasado en dirección al futuro. La categoría crítica que le corresponde es la de influencia. En 1951, J.L. Borges publicaba un pequeño artículo sobre ciertas singularidades en la obra de Kafka que pretendía invertir esta perspectiva, repensando el problema de los precursores en el dominio de la historia de la literatura. El artículo de Borges se opone estrictamente a la concepción clásica de precursor, un poco como la concepción nietzscheana de la historia se opone a la del historicismo alemán del siglo XIX. En la concepción de Borges, la historia no está realizada – no es un resultado, un balance, una cuenta –, sino que se juega a cada momento, con cada acontecimiento; un texto, un autor, una obra, a veces apenas una nueva lectura, constituyen o pueden constituir un acontecimiento capaz de redeterminar por completo sus relaciones. Efecto retroactivo de la actualidad sobre el pasado, la obra pone en acción un conjunto de transformaciones que toman lugar en la historia de la literatura y son atribuidas a las obras y a los autores. En cierto sentido, obras y autores, como singularidades, no cambian, pero se tornan parte de nuevas series, de un nuevo plano, de una nueva perspectiva; cambia aquello que los torna excepcionales, o menores, o simplemente irrelevantes. Siguiendo esta lógica, según la cual cada escritor crea sus precursores, Borges pretende acabar con la concepción historicista de la crítica, para abrirnos a una perspectiva en donde la angustia de la influencia pueda ser alegremente reemplazada o enriquecida por una cierta idea de resonancia.  
Resumen traducido: In general terms, the concept of forerunner is understood in the sense of someone who comes before another, preceding and announcing her arrival; it is a category of the history, its ascendant works from the past to the future. The critic category that correspond to it is the category of influence.In 1951, J. L. Borges published a little essay on certain singularities of the work of Kafka that pretended to invert this perspective, rethinking the problem of forerunners in the domain of the history of literature. Borges strictly oppose his idea to the classic conception of forerunner, as Nietzsche’s insights on history were opposed to the conception of the 19th century German historicism. For Borges, History is not closed – it is not a result, a balance –, but it is played with every event; a text, an author, sometimes just a new reading, constitute or could constitute an event capable of re-determine its relationships. Retroactive effect of actuality over the past, the work stage a set of transformations that take place on the history of literature and that are attributed to its works and authors. In some measure, works and authors, as singularities, do not change, but become part of new series, of a new plan, of a new perspective; it change what make them exceptional, or minor, or simply irrelevant. Developing this logic, according which each writer creates its forerunners, Borges subvert the historicist conception of critics, opening us to a perspective where the anxiety of influence is joyfully replaced or enriched by a singular idea of resonance.