Paradigmas

Paradigmas

A Cristóbal Sastoque y Samuel Ortegón que lo fueron. Thomas Kuhn, físico no físico, filósofo no filósofo, pero ciertamente historiador de la ciencia, remeció la cultura en 1962 con su libro La Estructura de las Revoluciones Científicas. Lo hizo actualizando el significado del viejo concepto “paradig...

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Journal Title: Revista Colombiana de Cirugía Plástica y Reconstructiva
Author: JORGE ARTURO DÍAZ REYES
Language: Spanish
Get full text: http://www.ciplastica.com/ojs/index.php/rccp/article/view/32
Resource type: Journal Article
Source: Revista Colombiana de Cirugía Plástica y Reconstructiva; Vol 23, No 1 (Year 2017).
Publisher: Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica Estética y Reconstructiva
Usage rights: La reproducción de los artículos deberá contar con aprobación del editor y crédito a la Revista.
Categories: Health Sciences, Social Sciences/Humanities --> Health Care Sciences --AMP-- Services
Health Sciences --> Surgery
Social Sciences/Humanities --> Art
Abstract: A Cristóbal Sastoque y Samuel Ortegón que lo fueron. Thomas Kuhn, físico no físico, filósofo no filósofo, pero ciertamente historiador de la ciencia, remeció la cultura en 1962 con su libro La Estructura de las Revoluciones Científicas. Lo hizo actualizando el significado del viejo concepto “paradigma”. Concepto que desde Platón había crecido en acepciones más no mucho en espectro.Ahora, veintiún años después de su muerte, se le recuerda sobre todo por ello, y muchos, quizá únicamente por ello. Paradójico, pues ya entrado en la vejez, refunfuñaba que se ponía enfermo cada vez que oía esa palabra clave de su biografía. Hoy no se la puede consultar en papel o en Internet sin toparse de una con su nombre.Es más, como señalara John S. Major, quien repita la frase de cajón “cambiar de paradigma”, está consciente o inconscientemente citándolo. Por supuesto, él, modesto y discreto pensador no persiguió eso. Lo que buscó fue precisar la idea de ciencia, y mostrar cómo esta, bastón de ciego, ha encontrado camino entre la penumbra de las tradiciones equívocas. Nada más.Profesor de Princeton y luego del MIT (Massachusets Intitute of technology) cuestionó la idea generalizada del científico y la investigación. Seres de batas y mentes blancas que solo aceptan lo comprobable por medio de su riguroso método. Eso no son los científicos, ni así ha funcionado la ciencia, sugiere su obra.Por supuesto, no sin réplicas como las de la lingüista británica Margaret Masterman, quien, según Mario Bunge, atacó su concepto de paradigma llamándole confuso por haberle descubierto uso en más de 30 sentidos diferentes, que dicho sea de paso le caben. Réplicas que si bien pudieron desazonarlo, no lograron refutarlo, hacerle desistir, ni borrar su aporte central.De pronto queriendo soslayar discusiones bizantinas prefería usar el descriptivo “ciencia normal” para referirse a lo mismo. Al conjunto de asertos, teorías, métodos aceptados por la comunidad científica en un momento dado de la historia y que constituyen, por decirlo así, su medio, su atmósfera, su “ciencia normal”.Los científicos, humanos como todos, comparten con sus coetáneos el imaginario colectivo, la cosmovisión, la mitología, los valores, creencias, supersticiones, prejuicios, automatismos y errores gregarios. Quizás los diferencia solo su aguda herramienta para explorar el universo, su dedicación, curiosidad y valentía. Que, seamos justos, no son poca cosa. Por lo demás, ellos y su trabajo hacen parte del conjunto social. Del gran paradigma cultural de su tiempo y espacio.Por ejemplo, hasta el Renacimiento, cuando tantas cosas cambiaron, todos creyeron, que la tierra era plana y centro del universo. Vendrían Copérnico, Galileo, Colón y Magallanes a poner esa “ciencia normal” (paradigma) patas arriba. Pero no sonriamos, cuidado, desde nuestras más primitivas culturas hemos creado respuestas míticas para resolver incógnitas con las cuales nuestra racionalidad no ha podido lidiar. Y lo seguimos haciendo.Aunque Kuhn centró su trabajo en la ciencia, siempre tuvo presente que esta, junto con la filosofía, la epistemología, la estética, el arte… ha hecho parte del paradigma cultural de su tiempo y sitio. El cual, de cuando en cuando, resulta desbordado por el acúmulo de contradicciones y evidencias que desatan revoluciones.Rueda, atomismo, democracia, imprenta, industrialización, romanticismo, informática, relatividad, cuántica, cubismo, surrealismo, abstraccionismo, cibernética, microcirugía, endoscopia, robótica, liberación sexual… todas, rupturas del patrón, cambios de paradigmas, gestados dentro del precedente. Partiendo de sus presunciones.Modificando pero no borrando el pasado. La teoría de Einstein fue más allá que la de Newton pero no la sepultó. Brindó a la física posibilidades de comprensión en la velocidad de la luz, mientras está sigue siendo válida para las más bajas. La ciencia es tarea colectiva histórica de la humanidad. En su estado actual está contenida la experiencia de las generaciones anteriores.Nadie inventa el agua tibia, la ciencia no avanza desde cero. Arranca siempre de un paradigma, un formato de certidumbres acerca de cómo funcionan las cosas. Kuhn lo que observó es que también está condicionada por patrones generales de su época y que no es invulnerable a ellos. Corrientes irracionalistas han pretendido convertir esto en argumento boomerang para clasificarla como uno más de los relatos culturales y por tal incapaz de alcanzar la verdad objetiva.Nadie inventa el agua tibia, la ciencia no avanza desde cero. Arranca siempre de un paradigma, un formato de certidumbres acerca de cómo funcionan las cosas. Kuhn lo que observó es que también está condicionada por patrones generales de su época y que no es invulnerable a ellos. Corrientes irracionalistas han pretendido convertir esto en argumento boomerang para clasificarla como uno más de los relatos culturales y por tal incapaz de alcanzar la verdad objetiva.El concepto después de Kuhn, como una gestalt o magma de aprobación en que habita el pensamiento científico de cada época, se ha diversificado y popularizado extendiéndose prácticamente a todas las actividades humanas y en todas las dimensiones. Hablándose ahora de macro, meso y micro paradigmas en la sociología, la política, el mercado, las profesiones, la enseñanza, la estética, y hasta en lo coloquial —Hay que romper el paradigma, hay que salir de la parálisis paradigmática— dice cualquiera de manera grandilocuente cuando desea convencer a otros de su nueva propuesta. No pocas veces descocada, incluso regresiva, o cuando como pose de modernidad se acude al cambiar por cambiar. Quizá de ahí vino el malestar final de Kuhn.Este reemplazo generalizado de modelos (paradigmas), antes lento y esporádico, se ha hecho tan vertiginoso como la moda que cambia los suyos temporada tras temporada según los vientos del mercado. La economía impone sus “verdades” pragmáticas. Cada vez admitimos lo que debemos admitir (y comprar), la publicidad hace la magia.La medicina y la cirugía, ciencias aplicadas, también son paradigmáticas en sus estructuras conceptuales, aprendizaje, técnica, ética, ejercicio, armamentarium y estilo. Somos profesionales del paradigma. Cuánto. La revista, la conferencia, la cátedra, los medios, los premios llevan y traen certezas actualizadas. La cita bendice.Y desde fuera, lo popular como bien señalara Kuhn influye. “SixBomb”, conjunto musical femenino, surcoreano, disparó reciente y millonariamente sus ventas con el audiovideo “Siendo más bella”, todo un pregón al consumismo de cirugía estética en el cual cantan y bailan las jóvenes mostrando sus antes y después. “Cualquier tipo de atención pública buena o mala” viene bien, presumieron.Escribo esto evocando a dos maestros muertos hace poco. Samuel Ortegón quien en un “hospital de guerra” como era el San Juan de nuestra época nos enseñó que aun ahí la belleza era necesaria, y Cristóbal Sastoque quien combatió el uso doméstico de inflamables que tantos niños, mutiló, desgració y mató en Colombia. Paradigmas modeladores de paradigmas.