Representar la arquitectura mediante instrumentos gráficos capaces de transmitir la realidad espacial que ésta encierra es un proceso arduo, pero a la vez enriquecedor. Para quienes hemos tenido la satisfacción de culminarlo aplicado a un monumento del tamaño y la categoría de la Catedral de Sevilla constituye sin duda causa de natural satisfacción y máxime cuando se nos brinda la posibilidad de darlo a conocer mediante su publicación en un formato inusual, aunque sin duda necesario para conservar la parte sustancial de la información que contienen estos dibujos. La belleza de la arquitectura de la Catedral hispalense se transmite lógicamente a las representaciones que de ella se hacen, máxime si éstas nos desvelan visiones y aspectos imposibles de captar mediante la simple observación visual del edificio. El reto de hacer comprensible la compleja arquitectura de una fábrica como la de la Catedral de Sevilla, mediante meras representaciones sobre papel, obliga a recurrir a los ya consagrados principios de la geometría descriptiva, a través de los cuales podemos integrar los datos de la forma con los de la medida, obteniendo de este modo una información muy completa de la misma. El conjunto de estos dibujos constituye algo similar a lo que en el ámbito de la medicina se genera mediante la técnicas de los escáneres con el objetivo de facilitar el diagnóstico de los pacientes. Mediante ella podemos tener una visión del conjunto, de su exterior y su interior, puestos en relación de posición y medida. En suma, nos proporcionan una comprensión completa de su realidad, que sin duda nos facilita su análisis y su mejor conservación, pues ésta sólo será eficaz si se fundamenta en el conocimiento de todos los factores que inciden en el bien a preservar.